El Consejo Ejecutivo aprueba presupuesto, concede dispensas diocesanas y encomia la labor del Ministerio Episcopal de Migración

Por David Paulsen
Posted Oct 25, 2018
Racial reconciliation

Miembros del Consejo Ejecutivo cantan tomados de la mano al final de un adiestramiento de reconciliación racial el 17 de octubre en Chaska, Minnesota. Foto de David Paulsen/ENS.

[Episcopal News Service – Chaska, Minnesota] El Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal, en su primera reunión desde la 79a. Convención General, sesionó durante cuatro días de esta semana, centrado fundamentalmente en orientación, adiestramiento, nombramientos de líderes y forja de relaciones en un centro de conferencias de un suburbio de Mineápolis.

Esta reunión no se ocupó mucho del proceso legislativo, pero el Consejo Ejecutivo, el organismo que gobierna la Iglesia durante los tres años que median entre una y otra reunión de la Convención General, concluyó esta semana aprobando un puñado de resoluciones sobre asuntos financieros, incluido el presupuesto de la Iglesia para 2019, el salario para la presidente de la Cámara de Diputados y dispensas diocesanas para seis diócesis.

Los miembros del Consejo Ejecutivo también recibieron informes de funcionarios y miembros del personal de la Iglesia durante la semana, incluida una evaluación desoladora del futuro del reasentamiento de refugiados que presentara el Rdo. Charles Robertson, canónigo del Obispo Primado para el ministerio fuera de la Iglesia Episcopal.

El Ministerio Episcopal de Migración, una de las nueve agencias con contratos federales para reasentar refugiados en Estados Unidos, espera saber en las próximas semanas si le renovarán su contrato, en un momento en que el gobierno de Trump ha reducido drásticamente el número de refugiados que se están reasentando.  Las probabilidades no están a favor del Ministerio Episcopal de Migración, dijo Robertson, Robertson al Comité del Ministerio Fuera de la Iglesia Episcopal del Consejo Ejecutivo.

“Si fuéramos a apostar sobre esto, apostaríamos que no vamos a conseguirlo”, dijo Robertson. Él predijo que sólo dos de las nueve [agencias] recibirían contratos. Aunque parezca improbable, agregó que aún es posible que el Ministerio Episcopal de Migración sea una de las dos.

El Consejo Ejecutivo inició su reunión el 15 de octubre en el Hotel y Centro de Convenciones Oak Creek, enclavado en una apacible zona boscosa a la orilla de un lago en el suburbio occidental de las llamadas Ciudades Gemelas [Mineápolis-San Pablo]. La Iglesia Episcopal puso su fe en acción en julio pasado al aprobar más de 500 resoluciones en la Convención General de Austin, Texas, y es tarea del Consejo empezar a ajustar las operaciones de la Iglesia con esas prioridades y mandatos.

Gran parte de esa labor comienza con el presupuesto de la Iglesia. La Convención General aprobó un presupuesto de $133,8 millones  para [el trienio] 2019-2021 que refleja las prioridades del Obispo Primado de evangelización, reconciliación y justicia raciales y cuidado de la creación. “La labor del Consejo es tomar ese presupuesto trienal y convertirlo en tres presupuestos anuales”, le dijo al Consejo Ejecutivo la Rda. Mally Lloyd, de la Diócesis de Massachusetts durante su informe del Comité de Finanzas el 18 de octubre.

El Consejo aprobó un presupuesto para 2019, así como una compensación para la segunda mitad de 2018 para la Rda. Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados, basándose en un plan respaldado por la Convención General. El Consejo Ejecutivo aprobó [un salario de] $210.000 al año para el cargo de presidente de la Cámara de Diputados.

Jennings

La Rda. Rev. Gay Clark Jennings habla el 18 de octubre, la última jornada de la reunión de cuatro días del Consejo Ejecutivo en Chaska, Minnesota. Foto de  David Paulsen/ENS.

El tema de las tasaciones diocesanas generó extensos debates entre los miembros del Consejo Ejecutivo. En conformidad con el actual presupuesto trienal, se espera que cada diócesis contribuya con el 15 por ciento a las operaciones denominacionales, una reducción de presupuestos anteriores, aunque algunas diócesis tradicionalmente ni siquiera han podido alcanzar ese objetivo más modesto.

Las diócesis que no cumplen con su tasación pueden ser excluidas de programas de subvenciones denominacionales, aunque también pueden solicitar dispensas que les permitan abstenerse de pagar algunos o la totalidad de los montos requeridos.

“Los únicos criterios para recibir una dispensa son las dificultades económicas”,  dijo  Lloyd, quien enfatizó que el proceso no tiene la intención de ser punitivo. El comité, encargado de hacer seguimiento con las diócesis respecto a sus tasaciones, enfatiza la escucha y el diálogo y favorece “ir a pasitos” hacia la plena participación económica.

Las seis diócesis a las que el Consejo Ejecutivo les concedió dispensas fueron Arizona, Haití, Misisipí, Puerto Rico, Islas Vírgenes y Texas Occidental.

“Arizona tiene una gran carga de anteriores tasaciones debidas”, dijo Lloyd, de manera que la Iglesia ha acordado perdonar esas obligaciones anteriores durante tres años si se mantiene al día con sus pagos actuales.

Haití, en reconocimiento a la pobreza del país, tiene un acuerdo con la Iglesia, al margen del proceso de tasación, de pagar al menos $5.000 al año, con la esperanza de aumentar eso a $11.000 para fines del trienio. Misisipí, que Lloyd dice que sigue lidiando con los efectos económicos del huracán Katrina, aspira a contribuir con el 13 por ciento para el fin del trienio. A Puerto Rico e Islas Vírgenes les concedieron dispensa plena porque se están recuperando de los huracanes Irma y María del año pasado.

Sin embargo, Texas Occidental es un caso especial que dividió la votación del Consejo Ejecutivo. La participación anterior de la diócesis —sólo del seis por ciento el año pasado— ha quedado bastante por debajo del objetivo de la Iglesia, y aunque la diócesis fue azotada el año pasado por el huracán Harvey, las dificultades económicas no constituyen un factor fundamental.

Jennings preguntó por qué la Iglesia debía concederle una dispensa a la Diócesis de Texas Occidental si [ésta] era capaz de pagar varios obispos y mantener un considerable fondo de dotaciones. Otros miembros del Consejo Ejecutivo adujeron objeciones semejantes y sugirieron enmendar la resolución para eliminar la dispensa de Texas Occidental.

La Rvdma. Anne Hodges-Copple, obispa sufragánea de Carolina del Norte, habló a favor de la dispensa, diciendo que era un gesto diplomático y que “respaldaba a algunos buenos obispos” en Texas Occidental que habían estado alentando a algunos episcopales “recalcitrantes” a verse como parte de algo más grande de lo que tienen en sus propios traspatios.

“Me encanta conducirlos más encarecidamente al redil”, dijo Hodges-Copple.

La votación para eliminar la dispensa de Texas Occidental fue derrotada con 14 votos a favor y 18 en contra, y el Consejo Ejecutivo procedió a aprobar las seis dispensas.

El Consejo Ejecutivo cuenta con 40 miembros con derecho a voto, entre ellos el Obispo Primado y la Presidente de la Cámara de Diputados, así como otros miembros adicionales sin derecho a voto, tales como el Director de Finanzas y el Director de Operaciones de la Iglesia Episcopal.

Veinte de los miembros con derecho a voto —cuatro obispos, cuatro presbíteros o diáconos y 12 laicos— son elegidos por la Convención General para un período de seis años, la mitad de los cuales son electos cada tres años. Los otros 18 son elegidos a períodos de seis años por las nueve provincias de la Iglesia Episcopal, cada una de las cuales envía a un miembro ordenado y a un laico.

Una de las primeras decisiones del Consejo Ejecutivo esta semana fue reducir el número de comités de cinco a cuatro. Los nuevos comités son Finanzas, Gobierno y Operaciones, Ministerio Dentro de la Iglesia Episcopal y Ministerio Fuera de la Iglesia Episcopal. Y una de las últimas decisiones de la semana fue elegir a tres vocales del Consejo Ejecutivo: Julia Harris, de la Diócesis de Oklahoma, Rose Sconiers, de la  Diócesis de Nueva York Occidental y Scott Hayashi, obispo de Utah.

Al tiempo que concluía la actividad el 18 de octubre, el obispo primado Michael Curry definió la semana como “la reunión karaoke del Consejo Ejecutivo”, una alusión a una actividad extracurricular particularmente memorable de la noche de apertura de la reunión. Romper el hielo fue el elemento esencial de esta reunión, en tanto los miembros del Consejo Ejecutivo encontraban su rumbo y se conocían mutuamente.

Las sesiones diarias también abordaron asuntos serios, tales como las cuestiones éticas suscitadas por las dramatizaciones que Russell Randle, miembro veterano de la Diócesis de Virginia, incluyó en su adiestramiento del 17 de octubre. A ese adiestramiento siguió una sesión sobre reconciliación racial dirigida por la Rda. Stephanie Spellers, la canóniga del Obispo Primado para evangelización, reconciliación y cuidado de la creación.

Después de una presentación de Spellers sobre el marco de Convertirse en la Amada Comunidad de la Iglesia Episcopal, el Consejo Ejecutivo se dividió en grupos para compartir sus experiencias y reflexionar acerca de la manera en que son llamados a obrar en pro de la armonía racial. El adiestramiento concluyó con todos los miembros cantando tomados de la mano.

Durante una reunión del Comité de Gobierno y Operaciones, los miembros ofrecieron sus reacciones sobre el adiestramiento de reconciliación racial.

“En nuestra mesa, resultó un poco crudo”, dijo Pauline Getz, miembro de la Diócesis de San Diego. “Algo de nuestra conversación tocó algunas fibras sensibles”.

Spellers le dijo a los miembros del comité que la Iglesia se había distanciado de un énfasis anterior en el “antirracismo” a favor del lenguaje de la armonía racial, alentando a los episcopales a interactuar amablemente unos con otros sin demonizar a las personas por luchar con su propio racismo. Ese enfoque cristiano puede aplicarse más allá de la tarea de la reconciliación racial, afirmó ella.

“Si hacemos esta labor de la manera en que, como Iglesia, hemos dicho que queremos, cambiaremos el modo en que nos relacionamos con todo”, dijo Spellers. “Se trata de que vivamos en el camino de Jesús”.

Después, esa misma tarde, Robertson presentó ante el comité del Ministerio Fuera de la Iglesia Episcopal una perspectiva ponderada sobre el futuro del Ministerio Episcopal de Migración.

El Rdo. Charles Robertson, canónigo del Obispo Primado para el ministerio fuera de la iglesia, habla el 17 de octubre ante el Comité del Ministerio Fuera de la Iglesia Episcopal. Foto de David Paulsen/ENS.

“Estamos preparados para lo peor”, dijo Robertson —siendo lo peor el fin del contrato del Ministerio Episcopal de Migración para continuar el trabajo de reasentamiento que ha hecho para el gobierno federal desde los años ochenta [del pasado siglo].

El Departamento de Estado de EE.UU. anunció el 17 de septiembre que reduciría el límite de refugiados a sólo 30.000 para el año fiscal que comenzó el 1 de octubre, de 85.000 que era apenas hace dos años. Y esos 30.000 es el tope, afirmó Robertson. El número real de refugiados que serán recibidos en Estados Unidos probablemente sea mucho menor.

El Ministerio Episcopal de Migración en un momento llegó a supervisar 31 filiales de reasentamiento en 26 diócesis, pero ese número se ha reducido a 14 filiales en 12 diócesis. Con aun menos refugiados que reasentar, el gobierno federal no espera mantener a las nueve de sus agencias contratadas, explicó Robertson, y el Ministerio Episcopal de Migración, aunque bien equipado para hacer esa tarea, es una de las más pequeñas de las nueve.

No obstante, incluso en el peor escenario posible, el Ministerio Episcopal de Migración seguirá siendo una parte importante de los empeños de activismo social de la Iglesia Episcopal. Si la labor de reasentamiento se acaba, la agencia puede encontrar otras vías para apoyar a los refugiados y, posiblemente, a otros inmigrantes, añadió Robertson. Él calculó que llevaría aproximadamente un año hacer realidad plenamente esa nueva visión para la agencia.

En el ínterin, él sugirió que el Consejo Ejecutivo reconociera la labor ejemplar de los empleados de la agencia. El Consejo aprobó una resolución el 18 de octubre en la que encomiaba al Ministerio Episcopal de Migración, “cuyo personal dedicado, en un tiempo de cambio constante e incertidumbre, ha trabajado incansablemente y de manera sacrificial, para apoyar a los refugiados en muchas partes del mundo que buscan reasentarse en Estados Unidos”.

– David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Pueden dirigirse a él en dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.


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