Congregación de Montana enlaza a dos denominaciones y comparte una capilla

Llamados a una Misión Común: 15 años de asociación episcopal-luterana

Por Richelle Thompson 
Posted Dec 16, 2016

Culto en Todos los Santos, Biy Sky, Montana.

Nota de la redacción: El 6 de enero de 2001, luego de 30 años de diálogo, la Iglesia episcopal y la Iglesia Evangélica Luterana en América, en tanto conservaban su autonomía, convinieron en juntarse para colaborar en la misión conjunta en el mundo y permitir que los clérigos se movieran libremente entre las dos iglesias. Este semana, ENS  publica la serie “Llamados a una misión común” que celebra 15 años de plena comunión episcopal-luterana.

[Episcopal News Service] Los niños conocen la expresión: “La iglesia no es el campanario, la iglesia no es el edificio. La iglesia es la gente”.

Para la congregación de Todos los Santos [All Saints] en Big Sky, Montana, el dicho es literalmente cierto. Un ministerio compartido de las iglesias Episcopal y Luterana en que la congregación alquila el espacio para el culto y las reuniones y no tiene ningún edificio propio.

Sin el costo de mantener un edificio, la congregación dedica sus recursos a programas y al personal, contrataron a su primera pastora/sacerdote de jornada completa en enero de 2016. El no tener un edificio también allanó las posibles dificultades de unir dos congregaciones, dijo la Rda. Miriam Schmidt, la pastora/sacerdote luterana de Todos los Santos.

Cuando la congregación comenzó a hablar acerca de una unión congregacional en 2005, no habían decidido cual edificio vender y cuál conservar —ni cómo hacer que un espacio viejo resultara atractivo para un grupo nuevo. En lugar de decidir al respecto, la congregación se reúne en la capilla de Big Sky, un espacio ecuménico construido por la comunidad a fines de los años 90. Además de Todos los Santos, otras dos congregaciones adoran también en ese espacio: los catolicorromanos y una fraternidad cristiana no denominacional.

Añadir esta otra capa de cooperación ecuménica significa algunos dolores de cabeza: poner nuevos himnarios en los bancos después de cada oficio, coordinar reuniones y servicios especiales. Pero es el hogar para la gente de Todos los Santos y la comunidad en general la ve como un recurso y una dádiva.

“Es este lugar que la gente piensa que es bello y lo ama”, dijo Schmidt. Quieren resolver cómo compartirlo”.

La colaboración y el mutuo acuerdo han sido distintivos de Todos los Santos desde el comienzo.

Jóvenes y líderes del campamento diurno de la congregación este verano.

Los episcopales y los luteranos de Big Sky se empeñaron juntos en crear una propuesta para una unión congregacional. Ambos obispos la revisaron y la aprobaron y, en 2008, la congregación llamó a su primer pastor/sacerdote. Puesto que esta fue la primera congregación con esta clase de unión en Montana, Todos los Santos incursionaba en un nuevo territorio. La contabilidad era un área difícil, dijo Laura T. Sacchi, una de los miembros del equipo que trabajaron para crear la congregación unida. La diócesis episcopal imponía una tasación de un 19 por ciento; el Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana en América solicitaba una ofrenda voluntaria. La congregación decidió dar el 19 por ciento a ambas denominaciones.

La situación se hizo más complicada porque las tasaciones con frecuencia están determinadas por la membresía, la asistencia y el presupuesto. ¿Cómo podría determinar Todos los Santos qué personas eran episcopales, cuáles luteranos, y cuáles era de otras denominaciones? Y ¿qué denominación se quedaría con la porción del dinero dado por bautistas y metodistas y otros asistentes a Todos los Santos?

“Decidimos simplificar nuestra contabilidad”, dijo Sacchi. Ahora dividimos el presupuesto a la mitad y enviamos el mismo porcentaje a cada centro denominacional.

La Rda. Miriam Schmidt, pastora/sacerdote de Todos los Santos en Big Sky, administra la Santa Comunión.

Jeanne y Patrick Miller están de acuerdo en que desarrollar una estructura común fue uno de los grandes retos para formar una congregación unida. De hecho, dijo Patrick Miller, él todavía tiene el borrador inacabado de una constitución y estatutos encima de su escritorio. Luego de varias vueltas en el intento de articular un lenguaje que respondiera a los requisitos tanto luteranos como episcopales, la congregación terminó por crear  sus “normas y procedimientos conjuntos”. El liderazgo planea revisar los problemas, y espera resolverlos, en 2017.

Para el culto, la feligresía de Todos los Santos rota entre los oficios episcopales y luteranos.

Al principio, a veces las personas asistían sólo al oficio de su denominación y no iban al otro, dijo Jeanne Miller. O lamentaban la ausencia de su oficio u oración preferidos, algo que se sabían de memoria o lo recordaban cariñosamente desde la niñez.

En la actualidad, eso no es un problema, explicó ella. “Dejamos de oír eso. Las personas han empezado a sentirse cómodas y a disfrutar realmente de la manera en que hacemos el culto juntos”.

El proceso de llegar a ser una sola congregación la ha hecho más sana, dijo Sacchi. Puesto que los feligreses tuvieron que aprender a ceder y a sacrificarse desde el principio, ya dominan las herramientas para manejar los desacuerdos.

Sacchi también creen que ser una congregación conjunta está propulsando el crecimiento, con una asistencia aproximada de 90 personas los domingos.

“Se ha corrido la voz de que somos este ministerio conjunto y de que acogemos a personas de todas las denominaciones”, dijo ella. “Entonces es como una bola de nieve. Cuanto más de nosotros estamos aquí tantas más personas oyen acerca de nosotros”.

– Richelle Thompson es subdirectora y gerente editorial de Forward Movement. Traducción de Vicente Echerri.


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