Las mujeres construyen la paz, pero sus voces e historias han sido ignoradas

A las mujeres deben permitirles reclamar su lugar en ‘los espacios donde se toman las grandes decisiones’, dice una experta.

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Mar 16, 2016
Sanam Naraghi-Anderlini dice, en una reunión celebrada el 16 de marzo en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal, que las experiencias y las voces de las mujeres con frecuencia son desestimadas y borradas de los procesos de la toma de decisiones e incluso de la historia. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

Sanam Naraghi-Anderlini dice, en una reunión celebrada el 16 de marzo en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal, que las experiencias y las voces de las mujeres con frecuencia son desestimadas y borradas de los procesos de la toma de decisiones e incluso de la historia. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

[Episcopal News Service] Durante siglos y en todo el mundo, las mujeres siempre han trabajado por la paz y, si bien sus talentos son ahora más necesarios que nunca, una promotora de la paz dice que las historias de las mujeres y sus capacidades han sido desestimadas y borradas.

Sanam Naraghi-Anderlini, cofundadora y directora ejecutiva de Red Internacional de Acción en la Sociedad Civil, con sede en Washington, D.C., dijo el 16 de marzo en una reunión del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal en Nueva York que los gobernantes del mundo —políticos y de otra índole— no reconocen el hecho básico de que “cuando uno mira a través del tiempo y la geografía cuando las mujeres se organizan colectivamente como mujeres, no utilizan la violencia”.

“Podríamos ser perturbadoras; podríamos tener un cierto nivel de militancia, pero no es lo mismo que tener agrupaciones guerrilleras de mujeres”, dijo Naraghi-Anderlini, que también es profesora adjunta de la Universidad de Georgetown y quien en 2011 fue la primera experta importante sobre sexo e inclusión en el Equipo de Reserva para la Mediación de Naciones Unidas. Naraghi-Anderlini nació en Irán y se educó en las universidades de Oxford y Cambridge, Inglaterra.

La reunión del 16 de marzo estaba relacionada con la 60ª. sesión de la Comisión de Naciones Unidas sobre la Condición [Jurídica y Social] de la Mujer, que se celebra del 14 al 24 de marzo. Mujeres de toda la Iglesia Episcopal y de todo el ámbito de la Comunión Anglicana, que representan a más de 20 países, han venido a Nueva York para asistir a la sesión y a varios eventos paralelos como la presentación de Naraghi-Anderlini.

Su argumento acerca del papel de las mujeres como pacificadoras quedó descrito vívidamente durante una sesión de preguntas y respuestas cuando Claudette Kigeme, la coordinadora nacional de la Unión de la Madre en Burundi, dijo que las mujeres en su país claman por la paz y por la protección de las personas desarmadas, pero están hablando en un país “donde no puede decirse la verdad”.

Naraghi-Anderlini dijo que mientras la ONU vive a la altura de su expreso mandato de pacificación, debe comenzar a prestar atención al pueblo de sus estados miembros en lugar de a los gobiernos de esos estados, ante quienes la organización actualmente “se postra”. Y debe prestarse esa atención de manera coherente que no permita que otros países pretendan estar listos a ayudar a un país con problemas cuando de hecho no hacen más que perseguir su propia agenda, añadió.

Ella también le pregunto a Kigeme, “¿cuáles son los canales de acceso e influencia que ustedes tienen como Comunión Anglicana” para abordar el continuo conflicto en Burundi? “¿Cómo consigue usted que los líderes de su Iglesia y otros saquen a relucir estos problemas? ¿Quién le susurra qué a quién?”

Naraghi-Anderlini advirtió que las personas en puestos de autoridad con frecuencia tratan de distraer a las mujeres de sus objetivos. “Lo que yo veo todo el tiempo es que intentan despolitizarnos porque se trata realmente de que las mujeres ingresen en los más exclusivos espacios masculinos”, señaló, los espacios de los militares y de los políticos de alto nivel que “toman decisiones para el futuro de las vidas de millones de personas”.

“Y, como mujeres, decimos: ‘Perdonen, queremos tener un sitio a la mesa”. Y ellos intentan despolitizarnos y devolvernos al espacio de los problemas sociales” y lejos de “los espacios donde se toman las grandes decisiones”, donde se sopesan las importantes decisiones políticas y de seguridad.

En el amplio espectro de su presentación, Naraghi-Anderlini también abordó lo que ella dijo que eran las tensiones inherentes a vivir en un mundo que es más plural de lo que nunca antes lo fuera, y donde la tecnología de las comunicaciones no le permite a los países ocultar los conflictos entre sus valores declarados y sus acciones.

Mientras las naciones luchan por crear una identidad común en medio de la creciente diversidad en la que muchos grupos ejercen políticas basadas en la identidad, “una minoría compuesta por grupos extremistas, excluyentes y violentos están llenando el vacío que otros dejan”, afirmó.

“El extremismo se ha tornado convencional”, dijo Naraghi-Anderlini. “Y en este país tenemos que vigilarlo porque lo estamos viendo en nuestra campaña electoral que cuando empiezas a decir cosas de las personas y a demonizarlas, no sabes las consecuencias que eso tendrá”.

La Rda. Valerie Webster, a la izquierda, delegada de la Iglesia Episcopal a la UNCSW y proveniente de Montana, hace un comentario durante una sesión de preguntas y respuestas en la sesión del 16 de marzo con Sanam Naraghi-Anderlini, a la derecha, en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal. Beth Adamson, al centro, moderó la discusión. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

La Rda. Valerie Webster, a la izquierda, delegada de la Iglesia Episcopal a la UNCSW y proveniente de Montana, hace un comentario durante una sesión de preguntas y respuestas en la sesión del 16 de marzo con Sanam Naraghi-Anderlini, a la derecha, en la capilla de Cristo el Señor del Centro Denominacional de la Iglesia Episcopal. Beth Adamson, al centro, moderó la discusión. Foto de Mary Frances Schjonberg/ENS.

La UNCSW sirve para promover los derechos de las mujeres en los campos de lo político, lo económico, lo civil, lo social y lo educacional, y hace recomendaciones sobre problemas urgentes tocante a los derechos de las mujeres. La conferencia se reúne anualmente o bianualmente desde 1946; y alcanzó un hito en Beijing 1995 cuando adoptó un marco de política global para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres que identificó 12 áreas de interés fundamental.

El tema para la 60ª. sesión de la UNCSW es “El empoderamiento de las mujeres y su relación con el desarrollo sostenible” y la revisión del tema que se arrastra desde la 57ª. sesión es “Eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas”, lo cual incluye un marco para abordar, prevenir y responder a la violencia contra las mujeres y las niñas.

El tema de la 60ª. sesión deriva del respaldo de los líderes mundiales a la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, que incluye 17 nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas para ponerle fin a la pobreza, combatir las desigualdades y promover la prosperidad al tiempo de proteger el medio ambiente. Los objetivos de desarrollo sostenible se definieron a partir de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio que se adoptaron en 2000.

Las delegadas anglicanas y episcopales también participarán en la promoción social de las Mujeres Ecuménicas, que incluyen capacitación, culto ecuménico, visita a las misiones permanentes ante las Naciones Unidas y promoción continua al regreso a sus comunidades locales.

— La Rda Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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