La peregrinación de Jonathan Daniels recuerda el pasado y mira hacia el futuro

‘Pasen la antorcha a la nueva generación’ para continuar el movimiento pro igualdad de derechos

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Aug 24, 2015

[Episcopal News Service] Casi 50 años después de que Jonathan Daniels fuera asesinado por un subalguacil del condado de Lowndes, Alabama, los peregrinos que vinieron a Hayneville, el 15 de agosto, para recordar el martirio del seminarista recorrieron las calles presididos por un auto patrullero del alguacil del condado.

Alrededor de 1.500 personas desfilaron a través de Hayneville, Alabama, durante la peregrinación del 15 de agosto para conmemorar a Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento de los derechos civiles en Alabama. Foto de Ben Thomas/Escuela de Teología de la Universidad del Sur vía Twitter.

Alrededor de 1.500 personas desfilaron a través de Hayneville, Alabama, durante la peregrinación del 15 de agosto para conmemorar a Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento de los derechos civiles en Alabama. Foto de Ben Thomas/Escuela de Teología de la Universidad del Sur vía Twitter.

Unas 1.500 personas de toda la Iglesia Episcopal y de otras partes recorrieron la senda que Daniels, de 26 años, Richard Morrisroe, también de 26, Thelma Bailey, de 19 y Ruby Sales, de 17, emprendieron el 20 de agosto de 1965, el día que Daniels murió al interponerse frente a la escopeta que le apuntaba a Sales. Morrisroe, que era un sacerdote católico recién ordenado y que resultó gravemente herido ese día, regresó a Hayneville para participar en la jornada. Los peregrinos iban desde bebés en cochecitos hasta ancianos en sillas de ruedas.

La peregrinación, que comenzó en el juzgado del condado de Lowndes, organizó una extensa liturgia de la Palabra que incluyó un alto en la cárcel donde Daniels y sus compañeros estuvieron arrestados durante seis días, lecturas sobre la vida de Daniels (entre ellas dos del libro Outside Agitator: Jon Daniels and the Civil Rights Movement in Alabama de Charles Eagles y de una carta que Daniels le escribió a su madre desde la cárcel), así como oraciones y la dedicación de un tarja en el sitio donde Daniels fue asesinado.

Los peregrinos regresaron luego a la sala del tribunal donde el asesino de Daniels, el subalguacil Thomas Coleman, fue exonerado de un delito de homicidio. Los peregrinos abarrotaron el salón, ocupando el estrado del jurado y otros asientos, sentándose en el piso y encontrando sitio de pie a lo largo de las paredes. Dos amplias tiendas de campaña que se levantaron en el césped del juzgado le dieron cabida a otros que vieron la eucaristía a través de grandes pantallas de televisión.

Algunos de los 28 obispos de la Iglesia Episcopal —que desfilaron en la peregrinación del 15 de agosto para conmemorar a Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento pro derechos civiles— posan en Hayneville, el lugar de la reunión. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

Algunos de los 28 obispos de la Iglesia Episcopal —que desfilaron en la peregrinación del 15 de agosto para conmemorar a Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento pro derechos civiles— posan en Hayneville, el lugar de la reunión. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

La mesa del juez en el juzgado sirvió como el altar donde John McKee Sloan, obispo de la Diócesis de Alabama, presidió la eucaristía. Muchos de los 28 obispos episcopales que participaron en la peregrinación distribuyeron la comunión dentro de la sala del juzgado y afuera en el jardín.

“No estamos aquí porque tengamos buenas ideas, o simplemente porque seamos personas agradables, aunque lo somos. Estamos aquí porque nosotros los que hemos sido bautizados —no somos simplemente bautizados en la membresía de una Iglesia— estamos consagrados al discipulado radical, al Movimiento de Jesús para cambiar este mundo”, dijo el obispo primado electo Michael Curry durante su sermón. “El mismo movimiento que llamó a Jonathan, y a María, y a la reina Esther y a Moisés y a Abraham y a Sara y a Agar, el mismo movimiento que le dio vida al mundo”.

Michael Curry, el obispo primado electo, habla durante un desayuno para los jóvenes participantes en la peregrinación del 15 de agosto en recordación de Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento pro derechos civiles en Alabama. Curry dijo más tarde en su sermón que la reunión le recordaba que era hora de pasar la antorcha a una nueva generación que continuará la lucha por la igualdad de derechos. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

Michael Curry, el obispo primado electo, habla durante un desayuno para los jóvenes participantes en la peregrinación del 15 de agosto en recordación de Jonathan Daniels y los otros mártires del movimiento pro derechos civiles en Alabama. Curry dijo más tarde en su sermón que la reunión le recordaba que era hora de pasar la antorcha a una nueva generación que continuará la lucha por la igualdad de derechos. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

Curry, que tenía 12 años en Búfalo, Nueva York, cuando Daniels fue asesinado, se reunió temprano en la mañana con muchos de los jóvenes que más tarde tomarían parte en la peregrinación. Durante su sermón, Curry dijo que él se dio cuenta durante la reunión de que “nuestra tarea ahora es pasar la antorcha a una nueva generación”.

“Ellos están aquí, no tienen que estar aquí, pero están aquí”, dijo él refiriéndose a los jóvenes.

“La energía juvenil que alimentó el movimiento de los derechos civiles antes y que cambió el rostro de esta nación”, dijo Curry, ahora necesita combinarse con “la sabiduría de los mayores”.

“Debemos levantar una nueva generación y pasarle la antorcha a esa generación para que la marcha continúe, de manera que el movimiento prosiga, de manera que no nos detengamos, que no cesemos, que no desistamos hasta que la justicia corra como un poderoso torrente y la equidad como un arroyo inagotable.

“Ese es el movimiento del que todos formamos parte. Es un movimiento que cree apasionadamente que el amor puede realmente cambiar el mundo”.

“Puede”, respondió la congregación.

Curry concluyó recordándoles a los peregrinos que el filósofo y científico jesuita Pierre Teilhard de Chardin sostenía que el descubrimiento del fuego y la capacidad de los humanos de emplear esa energía fue el más importante descubrimiento científico de todos los tiempos, por los avances que hizo posible en la civilización, hasta llegar incluso a la combustión del fuel en los cohetes que lanzan satélites al espacio, permitiendo así el uso de teléfonos inteligentes. De Chardin llegó luego a decir, recordó Curry, que si los seres humanos llegaran alguna vez a descubrir como manejar el poder del amor, sería la segunda vez en la historia que la humanidad hubiera descubierto el fuego.

“Estamos aquí porque Jonathan Daniels descubrió el fuego”, declaró Curry en una exclamación estentórea. “Martin Luther King descubrió el fuego. Ahora pues vamos a pasar esa antorcha a una nueva generación”.

Luego del sermón de Curry, presentaron a varios peregrinos notables, comenzando con Adrian Johnson, juez del condado de Lowndes, que actualmente preside la sala de justicia que se usara para la liturgia de la Mesa. Johnson, que dijo que él había participado en la peregrinación anual durante los últimos cuatro o cinco años, le dijo a la congregación que era una “experiencia aleccionadora” impartir justicia en una sala que recuerda “una lista de injusticias” cometidas en nombre del sistema legal.

Johnson, que ayudó a preparar el desayuno de los jóvenes esa mañana, contó que le había dicho a los participantes que la lucha por los derechos electorales no es una lucha perdida en el polvo de la historia. “Esa lucha continúa hoy. Hay gente que quiere socavar el derecho al voto. Hay gente que está intentando desmantelar la Ley de Derechos Electorales”, afirmó él. “Debemos seguir siendo vigilantes y guardarnos no sólo de los que intentan arrebatarnos ese derecho, sino, y de mayor importancia, contra la apatía, porque la apatía es tal vez más peligrosa que los que querrían vernos privados de ese derecho”.

El coronel James Inman, jefe de personal en el Instituto Militar de Virginia donde Daniels fue el primer expediente de la clase de 1961, le dijo a sus compañeros de peregrinación que fue el amor lo que llevó a Daniels a actuar como lo hizo ese día de 1965 cuando quitó a Ruby Sales del camino de Coleman, recibiendo en su lugar el disparo a quemarropa de la escopeta de Coleman en el pecho. Inman calificó la decisión de una fracción de segundo de Daniels “un acto de amor que está condicionado por todo lo que le precede”.

Cuando tal acción salva la vida de otro, dijo él, “la acción no sólo perdura; crece y extiende su influencia a través del tiempo”.

Dos amigos del asesinado seminarista Jonathan Daniels sostienen una foto suya el 15 de agosto junto a la tarja conmemorativa que acababan de dedicar en el lugar donde se encontraba  la tienda [Varner’s Cash Store] frente a la cual mataron a Daniels el 20 de agosto de 1965. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

Dos amigos del asesinado seminarista Jonathan Daniels sostienen una foto suya el 15 de agosto junto a la tarja conmemorativa que acababan de dedicar en el lugar donde se encontraba la tienda [Varner’s Cash Store] frente a la cual mataron a Daniels el 20 de agosto de 1965. Foto de Ellen Hudson/Diócesis de Alabama.

La vida de Daniels y la vida de todos los mártires de Alabama, a quienes la peregrinación también recuerda, no se perdieron en vano, dijo Inman. “Ahora más que nunca, sus ejemplos deben conducirnos a actuar para garantizar el triunfo del bien sobre el mal; para alentar la urbanidad, la colaboración y el amor sobre la violencia, la discordia y el odio”.

Mientras Daniels estuvo en Alabama en el verano de 1965, vivió con Alice y Lonzy West, una familia afroamericana de Selma. Roderick West, uno de los 11 hijos de esta pareja, dijo a los peregrinos que Daniels era un perfeccionista de la educación y que “siempre estaba hablando de Dios.

“Recuerdo esa mañana cuando Jonathan salió de nuestro apartamento —iba al condado de Lowndes para ayudar a las personas a inscribirse para votar. Jonathan realmente regresó tres veces y nos dijo a mi y a mis hermanos y hermanas que él nos quería… dijo ‘quiero que todos ustedes se esfuercen en estudiar. Háganme saber lo que necesitan, lápices, libros, cualquier cosa’, para mí él fue como un hermano mayor”.

Daniels, dijo West, fue la razón de que él, que acaba de jubilarse, hubiera ejercido treinta años como maestro.

Un vídeo con los testimonios de Jonson, Inman, Daniels y otros se encuentra aquí.

La eucaristía incluyó un pase de lista de los mártires de Alabama.

Ruby Sales, la estudiante de 17 años a quien Daniels salvó, no estuvo en la peregrinación, pero habló al día siguiente en la iglesia episcopal de San Albano [St. Alban’s Episcopal Church] en Washington, D.C., donde dijo  que su amistad con Daniels salvó la brecha entre su mundo de “élite blanca” y el de ella negro y pobre.

“Él abandonó el banquete del rey”, dijo ella. “Él podría haber tenido cualquier beneficio que quisiera, porque era joven, blanco, brillante y hombre”.

El 14 de agosto, Morris Dees Jr., cofundador y principal abogado procesal del Centro Meridional de la Ley de la Pobreza, le dijo a los presentes en la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s Episcopal Church] en Montgomery, Alabama, que “nuestro gobierno tiene que ser neutral en materia de fe, pero la gente de fe no tiene que ser neutral en los asuntos del gobierno, y confiamos en que la gente no lo sea.

“Jonathan Daniels no fue neutral cuando le decía la verdad al poder, cuando luchaba por el derecho al voto y cuando salvó la vida de una persona querida protegiéndola con su cuerpo”, afirmó.

Sólo decir “verdadera reconciliación” puede alejar al país de la tensión racial que lo aqueja. Dees dijo que el asesino de Daniels más tarde crió a dos nietos mestizos. “Algo cambió”, dijo Dees refiriéndose a Coleman, añadiendo que el hijo de Coleman, un policía jubilado del estado de Alabama “es probablemente uno de los tipos más liberales que conozco; él habló en el funeral de mi madre”.

Brian Seage, obispo de la Diócesis de Misisipí, posa durante la peregrinación del 15 de agosto con algunos miembros del grupo de jóvenes de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James] en Keene, Nuevo Hampshire. La parroquia patrocinó a Jonathan Daniels para su ordenación. Foto de Brian Seage vía Twitter.

Brian Seage, obispo de la Diócesis de Misisipí, posa durante la peregrinación del 15 de agosto con algunos miembros del grupo de jóvenes de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James] en Keene, Nuevo Hampshire. La parroquia patrocinó a Jonathan Daniels para su ordenación. Foto de Brian Seage vía Twitter.

Las conmemoraciones de la vida y muerte de Daniels continúan. En Keene, los miembros de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James], junto con otras personas han estado organizando todo un año de eventos. El 22 de agosto, comenzará un fin de semana conmemorativo con un panel compuesto por personas que conocieron a Daniels, seguido, en la noche, por una proyección en el Teatro Colonial de Keene, del documental de casi una hora de duración Here Am I, Send Me: The Story of Jonathan Daniels [Heme aquí, envíame a mí: la historia de Jonathan Daniels] de los profesores de Keene State Lawrence Benaquist y William Sullivan.

Sales, que dirige el Proyecto SpiritHouse una organización con sede en Atlanta que labora a favor de la justicia racial, económica y social, está invitada a predicar en la parroquia de Santiago Apóstol en Keene el 23 de agosto. El Rvdmo. Rob Hirschfeld. obispo de Nuevo Hampshire, presidirá la liturgia. A la cual seguirá una “caminata de recordación” de unos tres kilómetros hasta la tumba de la familia Daniels.

Otra cobertura de la peregrinación tomada por la Diócesis de Alabama se puede encontrar aquí.

El documental sobre Daniels, narrado por el actor Sam Waterston, se puede ver a continuación.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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