Con Cuba: fortalecer los lazos de familia y provocar una transformación

Llevar la Buena Nueva y conocer a Jesús

Por Pat McCaughan
Posted Nov 30, 2018

La Iglesia Episcopal de Cuba celebró su Sínodo General en la Habana del 21 al 23 de febrero de 2014 y adoptó un plan estratégico de tres años. Foto de Lynette Wilson/ENS.

[Episcopal News Service] Ahora que la Diócesis de Cuba está oficialmente de vuelta al redil de la Iglesia Episcopal, la obispa de Cuba, Griselda Delgado del Carpio  tiene grandes ilusiones de fortalecer los lazos de familia y de provocar una transformación.

Para empezar, Delgado quiere “que todo el mundo sepa lo feliz que estoy de estar de regreso a la familia” y espera extender a otras diócesis y congregaciones los puentes que ella ha tendido con la Diócesis de la Florida a lo largo de las últimas tres décadas.

“Durante 30 años, hemos aprendido a amarnos mutuamente, a trabajar juntos, a respetarnos y a compartir los dones que cada comunidad tiene que ofrecer a la otra”, dijo ella en una reciente entrevista telefónica con Episcopal News Service a través de un intérprete.

“Para nosotros, una asociación significa que dos comunidades trabajen juntas, que reciban y den y evalúen mutuamente la trayectoria en ese proceso, y que valoren mutuamente sus dones”.

Luego de una separación de 52 años, la 79ª. Convención General [que sesionó] del 5 al 13 de julio en Austin, Texas, aprobó la reunificación con la Iglesia Episcopal de Cuba.

La Resolución A238 llama a “a las diócesis, congregaciones y miembros de la Iglesia Episcopal  a familiarizarse con los ministerios de la Iglesia Episcopal de Cuba  y a trabajar en armonía y compañerismo por la evangelización, la comprensión mutua y la plena expresión de la misión de Dios, así como a contemplar las maneras de estar en colaboración.

La obispa Griselda – como la llaman afectuosamente – espera vivir más plena y profundamente en el espíritu de la resolución, creando asociaciones, al tiempo que profundizando las relaciones de la Diócesis de Cuba con sus [diócesis] hermanas de EE.UU. Ella aspira a provocar una transformación al centrarse en la creación de comunidades a través de la reedificación de iglesias, y espera proporcionarle pensiones al clero diocesano.

La Diócesis de Cuba está compuesta de 46 congregaciones y cinco misiones pequeñas que están transformándose y creciendo y comenzando a desarrollarse”, afirmó ella. Cada una enfrenta diferentes retos, pero “cada uno puede resolverse individualmente”, subrayó Delgado con confianza.

“Lo principal es poder seguir llevando la Buena Nueva al pueblo”, dijo ella “con la herramienta evangelizadora del amor y de conocer a Jesús.

“Tenemos mucho que aprender  unos de otros”, añadió. “Queremos hacer todo eso mientras reafirmamos la identidad del pueblo de Cuba. Esto es lo que los cubanos tienen que dar al mundo: su propia experiencia y trayectoria de fe en la Iglesia”.

Evangelización: agua potable, comidas calientes, huertos

Chip Weismiller regresó recientemente de ayudar a instalar un sistema de filtrado de agua en la iglesia episcopal de Santa Cruz del Norte  cerca de La Habana, junto con otros miembros de la iglesia de San Lucas [St. Luke’s Church] en Darien, Connecticut, y de la iglesia de Cristo [Christ Church] en Bronxville, Nueva York.

Members of St. Luke’s Episcopal Church in Darien, Connecticut, and Christ Church, Bronxville, New York, join their Cuban counterparts to help assemble and install water filtration systems at Santa Cruz del Norte Church. Photo: Stuart Weismiller

Eso significa agua pura, no sólo para la iglesia, sino para toda la comunidad. “Esperan que hasta 100 personas al día vengan en busca de agua potable”, explicó él.

Es un modelo para ministerios de arrancada en zonas con infraestructura ruinosa y donde, durante varias generaciones, la sociedad no ha respaldado a la Iglesia, según Pat Cage, que ayudó a crear Amigos de la Iglesia Episcopal de Cuba, a petición de Delgado.

La organización de voluntarios con sede en EE.UU. se fundó para asistir a Delgado y a la Diócesis de Cuba a “llevar a cabo su visión transformadora de crear una Iglesia que, unida en la diversidad, celebra, predica, enseña, sirve y comparte el amor de Dios”, según Cage.

“Una manera en que la obispa Griselda está tratando de reconstruir la comunidad eclesial es sirviendo a las necesidades básicas de las personas”, afirmó Cage, miembro de San Lucas en Darien, quien también ha visitado Cuba.

La Rda. Yamily Bass-Choate, vicaria de la Iglesia Memorial de San Andrés, en Yonkers, Nueva York, dijo que su congregación, junto con miembros de la iglesia de Cristo, en Bronxville, se han asociado con la Diócesis de Cuba, y llevan grupos de adolescentes a Cuba para aprender de la cultura [del país] y de su gente y ayudar con el establecimiento de sistemas de purificación de agua.

“Hemos instalado alrededor de 26 sistemas de filtrado de agua desde que comenzamos hace varios años y también hemos adiestrado a personas allí que lo hagan”, le dijo Bass-Choate a ENS.

“La obispa Griselda tiene una estupenda visión para la diócesis”, señaló Michael Pollack, miembro de la iglesia de Cristo que recientemente regresó de su octava visita a Cuba para ayudar con los sistemas de agua.

Él sigue volviendo porque “Cuba es un lugar especial. La gente es maravillosamente cálida. Su alegría de vivir y su bondad son palpables. Era evidente, justo ahí. Hay un sentido real de que ‘estamos en esto juntos y que debemos ayudarnos mutuamente’”, afirmó él.

La visión de Delgado se originó durante su ministerio como sacerdote en la iglesia de Santa María Virgen en Itabo, la congregación que ella atendió durante 25 años antes de ser elegida obispa.

La asociación con iglesias en la Diócesis de Florida y la instalación de sistemas de filtrado de agua provocó la transformación.

“En su iglesia en Itabo, la gente venía hasta de 100 kilómetros de distancia en caballos y carretones a buscar agua potable”, contó Cage. “Puedes imaginar el impacto que tiene el agua potable en la comunidad desde el punto de vista de la salud y el bienestar; las enfermedades se han reducido significativamente”.

La iglesia de Santa María Virgen, localizada en una zona rural a unos 370 kilómetros de La Habana, tiene ahora un huerto donde cultivan frijoles, maíz y café, y el plan es llegar a añadirle, con el tiempo, pollos y cerdos. “Los productos agrícolas [provenientes del huerto] se le venden a la comunidad a un precio muy módico. Al final de cada estación, se le reparten las semillas a la comunidad”, dijo Cage.

Como resultado, los huertos están prosperando en toda la comunidad de Itabo y también la asistencia a la iglesia. “Se trata de responder a las necesidades, mostrar compasión y amor y llevar la iglesia a la comunidad”, recalcó Cage.

Además, Delgado fue capaz de apuntalar en Itabo el edifico de la iglesia que estaba inestable y de levantar un albergue estilo dormitorio para visitantes, explicó Pollack. Un generador de biogás utiliza los desperdicios de los cerdos para hacer gas para cocinar, y el desarrollo de los huertos fue de vital importancia, afirmó Pollack “porque me explicaron que, antes, los alimentos tenían que importarse”.

Y agregó, “la visión de la obispa Griselda es sostenible. No hay manera de negar lo que ella ha llevado a cabo, dadas las circunstancias en Cuba y la situación histórica”.

Cage dijo que la organización Amigos de la Iglesia Episcopal de Cuba  espera coordinar relaciones semejantes entre otras iglesias estadounidenses y cubanas.

Asociaciones: Un ministerio transformador y de relación

Comiendo juntos, adorando juntos y visitando a los enfermos en sus hogares y orando por ellos resultó tan convincente para Stuart Weismiller como ver a una joven darle de beber las primeras gotas de agua pura a su marido, Chip, durante el viaje de ambos del 6 al 13 de noviembre de 2018.

Miembros de la iglesia de San Lucas, en Darien, Connecticut, y de la iglesia de Cristo, en Bronxville, Nueva York, se unieron a sus homólogos cubanos en comidas, cultos y visitas pastorales para orar por los enfermos en sus casas, entablando relaciones y fortaleciendo los lazos familiares. Foto de Stuart Weismiller.

Fue el segundo viaje a Santa Cruz del Norte de la pareja, miembros de la iglesia de San Lucas, en Darien, quienes lo consideran evangelización pura, no un ministerio de “proyecto”. “Queremos tener una relación con las personas. Es muy importante para nosotros participar en todas partes de los servicios de culto. Algunos miembros de nuestro grupo leen lecciones [en los oficios]. Comemos juntos. Nos abrazamos”, cuenta Chip Weismiller.

Él dijo que la visión de Delgado es sostenible y transformadora porque “una de las formas en que uno atrae gente a la iglesia es proporcionando un ambiente amoroso, de aceptación, y antes de que prediques nada, funcionas con hechos, y con acciones”.

Roger Martin, otro de los miembros de San Lucas en el viaje, se mostró de acuerdo. La iglesia de Delgado, dijo él “es un modelo de lo que puede hacerse”.

Según Martin, la asociación entre San Lucas y la iglesia de Santa Cruz del Norte ha crecido y ha prosperado. La adición de una comida dominical ha comenzado a edificar la comunidad, y la donación de un equipo de béisbol le ha permitido al rector, el Rdo. Frank Fernández Triana, organizar equipos de jóvenes y también llevarlos a la iglesia.

“Lo maravilloso de Cuba es que la gente que asiste a las iglesias episcopales son jóvenes. Sus padres puede que no vengan a la iglesia, pero ellos sí”, dijo Martin. Otras oportunidades siguen presentándose. “Debido a los huracanes [específicamente Irma], el techo de la iglesia está inestable”, apuntó Martin, que fue decano adjunto de la Escuela de Teología de Harvard de 1980 a 1986. “Nuestro plan es ayudarles a reconstruir el techo de la iglesia y pintarlo y repararlo. Mientras avanzamos, va a haber muchísimas cosas que hacer para mejorar la iglesia”.

Y añadió, “yo enseñaba misión en Harvard. No veo esto como una misión. Veo esto como trabajar con personas que pueden enseñarnos muchísimo acerca de la Iglesia”.

Grades desafíos, mayores sueños: descanso y pensiones para el clero

La visión de Delgado también incluye ayuda y apoyo para los clérigos cubanos que “no tienen pensiones del Estado o categoría equivalente de la seguridad social porque su servicio no se reconoce como empleo”, dijo la ex obispa primada Katharine Jefferts Schori, que actualmente es obispa auxiliar de la Diócesis de San Diego.

“En la Convención General de este verano, durante nuestra conversación sobre Cuba en la Cámara de Obispos, yo reté a la Cámara a pedirles a sus feligreses que donaran 0,50¢ para ayudar a las pensiones del clero cubano”, dijo Jefferts Schori.

“La cantidad total que se necesita es de unos $800.000, y ese monto es aproximadamente 0,50¢ por cada episcopal”, dijo ella en un email reciente a ENS. “Varias [diócesis] ya han respondido, y algunas han enviado más que eso. El Tesorero [de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera] ha establecido un fondo dedicado a recibir donaciones, y cualquier funcionario diocesano de finanzas puede pedirle  detalles a Kurt Barnes”.

Ella dijo que el clero cubano jubilado con frecuencia “vive en penuria, dependiendo de miembros de la familia o de sus propios magros ahorros para sostenerse. Algunos clérigos en Cuba, que prestaron servicios allí antes de que esa diócesis se quedara a la deriva en 1965, si reciben pequeñas pensiones del CPG [el Grupo de Pensiones de la Iglesia], pero hasta hace pocos años ha sido muy difícil enviar esos fondos limitados desde EE.UU.”.

Varias diócesis, entre ellas San Diego, Arkansas, Luisiana, Nueva York, Vermont y Utah, han respondido, haciendo llamados a sus congregaciones a ayudar en este empeño. Sin embargo, N. Kurt Barnes, el Tesorero de la Iglesia Episcopal, rehusó hacer comentarios  sobre el monto de lo recaudado hasta ahora.

“Esto sólo ha comenzado recientemente; y no creo que podamos proporcionar totales actualizados”, dijo él a ENS en un email. “No obstante, hemos abierto una cuenta de custodia para recibir y guardar los fondos”.

Jefferts Schori añadió que la Iglesia de EE.UU. tiene mucho que aprender de su hermana cubana.

“Ellos son muy emprendedores y están apasionadamente dedicados a ayudar a sus prójimos”, le dijo en un email a ENS. Además, Delgado “ha ayudado a producir un plan de desarrollo para la diócesis que está empezando a dar abundante fruto —en lo que respecta a formación, responsabilidad y pastoralmente. Yo animaría a cualquiera que esté interesado en visitar, aprender más y entablar una relación de mutualidad a largo plazo.

“Nuestros hermanos y hermanas en Cristo en Cuba tienen mucho que mostrar y enseñar y ofrecer”, dijo Jefferts Schori. “Lo que no tienen son muchos dólares. Piensen en esto como algo semejante a la colecta de Pablo para los pobres de Jerusalén. Hemos recibido de vuelta a la Diócesis de Cuba en la Iglesia Episcopal : esta es una manera de salvar el abismo entre EE.UU. y Cuba”.

– La Rda Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service.


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