Diócesis de Alaska respalda iniciativas sobre el clima mientras se prepara para recibir a los obispos

Por David Paulsen
Posted Sep 19, 2017
Climate change rally

Miembros de la Coalición para la Iniciativa del Clima de Fairbanks posan para una foto el 9 de enero después de una manifestación ante el edificio federal en Fairbanks en contra de nominados para el gabinete de Trump que niegan el cambio climático. Foto de Fairbanks Climate Action Coalition, vía Facebook.

[Episcopal News Service] La Diócesis Episcopal de Alaska está colaborando con una organización comunitaria llamada  Coalición para la Iniciativa del Clima de Fairbanks [Fairbanks Climate Action Coalition] para concienciar a las comunidades acerca de las fuentes de energía renovables y capacitar a los nativos alasqueños y a otros residentes para pronunciarse sobre problemas relacionados con el cambio climático.

El programa de la Ofrenda Unida de Gracias de la Iglesia Episcopal o UTO [por su sigla en inglés] le ha otorgado a la diócesis una subvención de $5.000 este año para apoyar la coalición y sus empeños, los cuales aún están cobrando impulso tres años después de que un pequeño grupo de activistas comenzara a colaborar sobre estos temas.

“El año pasado, habían acabado de ganar una increíble energía en el desarrollo de esta comunidad ecuménica que se organiza en torno al tema de la energía sostenible y del medioambiente sostenible”, dijo el obispo Mark Lattime en una entrevista telefónica con Episcopal News Service.

La oficina de la diócesis en Fairbanks cuenta sólo con un personal de tres miembros, consecuentemente Lattime dijo que la manera que la diócesis encuentra de vivir su pacto bautismal de cuidar la creación de Dios es apoyando la buena obra de ciudadanos y episcopales activos en el ámbito local.

Miembros de la Cámara de Obispos de la Iglesia episcopal se enterarán de estas y otras iniciativas semejantes cuando se reúnan en Fairbanks a partir del 21 de septiembre. Como anfitrión, Lattime está enfatizando los temas del cuidado de la creación y la justicia racial para el pueblo indígena. Estos dos temas están estrechamente relacionados, afirmó.

“Mi perspectiva de esto consistía en honrar a nuestra gente nativa y sus preocupaciones por el cuidado de la creación. Son ellos la gente que  vive más cercana a la tierra —gente que ha dependido de un estilo de vida de subsistencia durante siglos— esos son los que se ven afectados por el cambio climático de manera más significativa”, dijo él.

Lattime habló acerca de las dificultades y alegrías de ministrar en Alaska en una serie de vídeos que pueden verse aquí.

Los obispos, que se reunirán del 21 al 27 de septiembre, dedicarán un día a visitar aldeas nativas en el interior [del estado]. Escucharán las historias de los vecinos de las aldeas y luego bendecirán la tierra, el agua y otros recursos naturales.

La reunión de la Cámara de Obispos también incluirá una presentación sobre la cultura indígena alasqueña. Una de las presentadoras será Princess Johnson, residente de Fairbanks de ascendencia gwich’in que fue una de los fundadores de la Coalición para la Iniciativa del Clima de Fairbanks. Ella también fue miembro de la delegación de la Iglesia Episcopal que viajó a París en diciembre de 2015 para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida también como COP21.

“Debemos reconocer nuestra conexión con nuestra Madre Tierra y nuestro papel en ser realmente protectores, y también que no podemos vivir sin aire , agua y tierra incontaminados y que necesitamos en última instancia abandonar los combustibles fósiles”, dijo Johnson a ENS.

Ella dijo que la Coalición para la Iniciativa del Clima de Fairbanks se originó en conversaciones que ella sostuvo con otros alasqueños con los que coincidió en septiembre de 2014 en una manifestación en Fairbanks en solidaridad con la Marcha Popular del Clima en Nueva York. Esas conversaciones llevaron a las iniciativas concretas que ellos podían tomar localmente para combatir el cambio climático, y la coalición nació en noviembre de 2015.

Ganó más auge después que se llegara al acuerdo del clima en COP21. Los activistas locales tuvieron un sentido adicional de urgencia este año luego de que el presidente Donald Trump dijera que retiraría a Estados Unidos del acuerdo del clima de París, dijo Johnson.

La coalición ha creado varios equipos de trabajo  para dirigir iniciativas tales como energía renovable y colaboración interreligiosa. Las reuniones y sesiones de adiestramiento de la Coalición suelen atraer ahora a varias docenas de vecinos del área de Fairbanks inclinados hacia el ambientalismo. La educación es un gran énfasis y la coalición anhela expandir esa labor con la ayuda de los $5.000 de la subvención de la UTO.

“Ha habido una larga historia, creo yo, de la Iglesia Episcopal manteniéndose a la vanguardia y con un pensamiento progresista en lo que se refiere a ser guardianes [de la creación] y enfatizando que todos somos custodios de la creación de Dios”, expresó Johnson.

Algunos de los adiestramientos ofrecen orientaciones para el uso solar, eólico y de otros recursos para [la obtención] de energía renovable. La coalición también está capacitando a los residentes de la zona de Fairbanks a ser políticamente activos en estos asuntos frente a algunas dificultades típicamente alasqueñas.

El gran tamaño de Alaska —esa vasta expansión de bosques y montañas norteñas y de ciudades y aldeas dispersas— impone retos políticos, en particular para los alasqueños que viven en aldeas nativas. Añadir sus voces a los debates sobre la explotación del petróleo, el agua potable y la preservación de la vida salvaje no resulta tan fácil como saltar a un auto y conducir hasta la sede del gobierno estatal. A la capital de Alaska, Juneau, ni siquiera se puede acceder por carretera, y los vuelos dentro del estado pueden llegar a tener un costo prohibitivo.

La Coalición para la Iniciativa del Clima de Fairbanks ha tenido éxito en organizar viajes a Juneau para algunos de sus miembros. El año pasado, recaudó suficientes donaciones para llevar por aire a una delegación de 14 personas a más de 1.000 kilómetros hasta la capital del estado a fin de reunirse con algunos legisladores y hacer oír su oposición a una resolución estatal que apoyaba la apertura del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico a la perforación petrolífera.

Johnson dijo que esa interacción cara a cara es efectiva en darle a conocer a los legisladores cómo los problemas medioambientales tienen un impacto directo sobre la capacidad de los indígenas de vivir de la tierra y de proteger su modo de vida. La coalición espera organizar más viajes de este tipo en el futuro.

La coalición y la diócesis también se cuidan de no criticar a la industria petrolera. La realidad económica es que la industria petrolera domina la economía del estado. La coalición habla más bien de “transición justa” hacia un nuevo modelo económico alejado del uso de combustibles fósiles que empeoran el cambio climático.

“Su esperanza es lograr lentamente, paso a paso, que el interior de Alaska haga la transición al uso de formas alternativas de producción de energía, incluso en el ámbito de la aldea”, afirmó Lattime.

–David Paulsen es redactor y reportero de Episcopal News Service. Puede dirigirse a él a dpaulsen@episcopalchurch.org. Traducción de Vicente Echerri.


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