Misión navaja encuentra terreno fértil para un proyecto de conservación de agua

Por David Paulsen
Posted Sep 30, 2016
Los arriates reticulares se cuentan entre algunas de las técnicas para ahorrar agua que la misión El Buen Pastor, en Fort Defiance, Arizona, está usando mientras desarrolla su ministerio agrícola con la ayuda de una subvención de la UTO. Foto de la misión El Buen Pastor.

Los arriates reticulares se cuentan entre algunas de las técnicas para ahorrar agua que la misión El Buen Pastor, en Fort Defiance, Arizona, está usando mientras desarrolla su ministerio agrícola con la ayuda de una subvención de la UTO. Foto de la misión El Buen Pastor.

[Episcopal News Service] Arizona puede sonar como el último lugar donde uno encontraría una dinámica empresa agrícola, pero la obra que actualmente se lleva a cabo en la Zona de Misión de Navojalandia está haciendo acopio de las semillas de historia, cultura, tradición, mayordomía ambiental y espiritualidad para cultivar un ministerio local de ilimitadas posibilidades para una pequeña congregación episcopal establecida aquí.

La horticultura ha estado activa durante décadas en la misión El Buen Pastor [Good Shepherd Mission] en Fort Defiance, Arizona. En la actualidad, los líderes locales están buscando medios de expandir esos empeños al tiempo de poner énfasis en la conservación, particularmente del agua. Las tradiciones nativoamericanas y las enseñanzas de la Iglesia Episcopal se superponen en ese punto: la importancia de proteger la Tierra y nuestros recursos dados por Dios, dijo la Rda. Cynthia Hizer, vicaria de El Buen Pastor.

“Los indígenas han sido ambientalistas durante todo el tiempo que han estado aquí”, dijo Hizer. “La manera en que ellos intervienen en el mundo es venerando la creación”.

La más reciente iniciativa para cultivar este suelo fértil es el proyecto de conservación hidráulica ‘Proteger lo valioso’ en la Misión El Buen Pastor, la cual está instalando esta semana un sistema de recolección de agua lluvia para aumentar la operación agrícola de la congregación. Un componente adicional del proyecto conllevará la enseñanza de técnicas agrícolas para ahorrar agua a los granjeros potenciales de la reserva navaja.

“El agua es un problema muy grande en el Oeste”, dijo Margaret Putnam, jefa de hortelanos del Buen Pastor. El huerto de la misión, de aproximadamente un cuarto de hectárea, utiliza un sistema de irrigación de goteo suministrada por el acueducto municipal, pero la congregación espera plantar completamente un terreno adicional de otro cuarto de hectárea con el agua lluvia que recoja.

La conservación es en sí misma un objetivo del proyecto, añadió Putnam. El usar menos agua municipal es lo que debe hacerse, especialmente en un clima seco como el de Arizona.

La misión El Buen Pastor se ha dedicado al maíz azul, cuyo polen también desempeña un papel en las tradicionales ceremonias navajas. Foto de la Misión El Buen Pastor/Facebook.

La misión El Buen Pastor se ha dedicado al maíz azul, cuyo polen también desempeña un papel en las tradicionales ceremonias navajas. Foto de la Misión El Buen Pastor/Facebook.

La recolección de agua lluvia en El buen Pastor ha estado respaldada por una subvención de $41.500 del programa de la Ofrenda Unida de Gracias (UTO por su sigla en inglés) de la Iglesia Episcopal. La solicitud de la subvención hacía notar que la región del alto desierto tiene una larga historia de agricultura y de ganadería, pero esas tradiciones han disminuido con el transcurso de las décadas, debido en parte a la degradación del medioambiente.

Un caso reciente, particularmente impactante y devastador, fue el vertido accidental de productos químicos tóxicos en el río Ánimas, proveniente de una antigua mina de Colorado, en agosto de 2015. Los desechos de ese vertido fueron a dar al río San Juan, una de las fuentes de agua para la granja navaja de San Cristóbal [St. Christopher’s] en Bluff, Utah, y algunos de los cultivos de esa misión se perdieron.

Desde entonces, San Cristóbal decidió extraer agua de pozos artesianos para la irrigación de algunos de sus cultivos, de manera que no tuviera que volver a depender solamente del río, dijo el Rdo. Leon Sampson, un diácono.

La solicitud de la subvención Proteger lo Valioso también hace notar que décadas de explotación minera han reducido el manto freático en la reserva y han contaminado gran parte del agua restante. La disminución de los nutrientes, la erosión y el uso de pesticidas son otros factores a que se enfrentan los granjeros navajos.

La solución propuesta por el proyecto de conservación hidráulica en El Buen Pastor empieza como algo pequeño, pero tiene un crecimiento potencial en tanto la congregación dirige la iniciativa con el ejemplo y enseña la conservación a otras personas.

“Nos entusiasma pensar que los que participan en esta iniciativa profundizarán su respeto por la tierra”, decía la solicitud de subvención de Navajolandia. “Proteger lo valioso puede transformar la manera en que interactuamos con el mundo natural”.

Navajolandia es una colección de misiones episcopales en Arizona, Nuevo México y Utah que sirve a las 250.000 personas en los casi 70.000 kilómetros cuadrados de la reserva navaja. Las misiones técnicamente no componen una diócesis porque aún se están esforzando en alcanzar el autosostén económico. Se calcula que un 43 por ciento de la población navaja se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, de manera que los líderes episcopales están recurriendo al empresarismo para lograr su objetivo del autosostén y librar a otros de la pobreza.

Existe la operación apícola [cría de abejas] que está cobrando forma en El Buen Pastor y en San Cristóbal. Las misiones están trabajando juntas para convertir la producción de harina de maíz azul en una industria artesanal. Y el negocio de jabón hecho a mano de El Buen Pastor ha comenzado a despegar.

Hizer ha sido en gran medida responsable de ese crecimiento desde que ella llegó a principios del año pasado, y recientemente la nombraron para integrar el personal del obispo de Navajolandia David Bailey como canóniga para el desarrollo y la empresa social.

“Vine con una pasión”, dijo Hizer, quien previamente sirvió en la Diócesis de Atlanta y supervisó un huerto allí.

Girasoles que crecen en el huerto de la misión El Buen Pastor. Foto de El Buen Pastor/Facebook.

Girasoles que crecen en el huerto de la misión El Buen Pastor. Foto de El Buen Pastor/Facebook.

Putnam había trabajado con Hizer como hortelana de una iglesia en Atlanta, y las dos mujeres fueron captadas por El Buen Pastor debido a esa experiencia. Junto con la pasión por el trabajo agrícola, Hizer y Putnam trajeron consigo el conocimiento de diferentes técnicas de cultivo, algunas de las cuales están siendo usadas en El Buen Pastor.

Un método eficiente para la conservación del agua es plantar en arriates reticulares: una parcela del huerto se cuadricula —como un gofre gigante— levantando la tierra de tal manera que el agua se acumule en el fondo de cada cuadrado y no se escape.

Bermas, o arriates elevados, y acequias, depresiones de poco fondo usadas para retener y canalizar el agua lluvia.

“Hay agua”, dijo Hizer. “Uno sencillamente tiene que obtenerla en el lugar preciso y no dejar que se escape cuesta abajo”.

Pero esas técnicas de conservación sólo recogen el agua lluvia que cae en el huerto de un cuarto de hectárea o en sus inmediaciones, desperdiciando muchísima lluvia que cae en otra parte. Con la subvención de la UTO, El Buen Pastor comenzará a recoger la lluvia en tres de los 12 edificios de la misión, especialmente en la estación de las lluvias, desde fines de junio a principios de septiembre, y a canalizarla hacia unos tanques con capacidad para miles de litros de agua que luego pueden usarse para irrigar los cultivos.

Más agua le permitirá a El Buen Pastor duplicar su capacidad de producción cuando agregue a las parcelas de su huerto otro cuarto de hectárea de terreno, dijo Putnam.

El huerto ya es, socialmente, un punto focal para la congregación. Las horas que siguen al oficio del domingo son particularmente propicias para trabajar el suelo, explicó Hizer. Después de la hora del café, algunos se encaminan a las parcelas del huerto y plantan o recogen verduras, o pueden discutir las tradicionales recetas navajas que usarán cuando cocinen la cosecha fresca.

En el pasado, el huerto ha producido una gran variedad de hortalizas para que la congregación las prepare y las sirva, así como para vender en un mercado campesino local. Este año, mientras aún crecen los calabacines, las alubias y los girasoles, el foco principal ha sido el maíz azul, porque El Buen Pastor trabaja con [la congregación de] San Cristóbal en un proyecto respaldado por la UTO para etiquetar y mercadear el maíz azul para su venta como harina.

La horticultura es un pasatiempo que se remonta a generaciones. Maggie Brown, guardiana mayor en El Buen Pastor, planta algún maíz en su propiedad, lo mismo que hizo su padre antes que ella. Algunas partes de los cultivos, como el polen del maíz azul, también desempeñan un papel en las ceremonias tradicionales de los navajos, dijo ella.

Brown percibe un valor en la horticultura como una oportunidad de participación [social] para la misión.

“Trabajar en el campo nos da una oportunidad de relacionarnos con la congregación y con cualquiera que esté allí para ayudar”, afirmó.

Sampson, el diácono en San Cristóbal, fue clave para la creación y desarrollo de lo que se conoce allí como la Granja Comunitaria Homer Dale, primero como administrador del huerto y luego como diácono. Su labor agrícola tiene una marcada parte espiritual, incorporando la oración y mostrando humildad, y él ve el huerto de la misión como un modo de salvar la brecha entre los mayores que crecieron en el trabajo agrícola y los jóvenes que perdieron la conexión con la tierra.

“Creamos un espacio para enseñar a la próxima generación”, dijo Sampson.

Un niño le habló a Sampson de la granja que tenía en su casa —y le dijo que había zombis que se comían las cebollas. Sampson se dio cuenta de que el niño se refería a un videojuego. “Nuestros zombis se llaman ardillas listadas y conejos”, le dijo al niño, antes de compartir lecciones del mundo real en horticultura y fe.

“En verdad, la granja creció en espiritualidad y comunidad”, afirmó él.

La misión El Buen Pastor está cerca de la sede del gobierno tribal en Roca Ventana [Window Rock], Arizona, y Hizer concibe una asociación con las autoridades tribales para adiestrar a los residentes de la reserva en técnicas agrícolas. Ella también tiene una idea para hacer un programa de cocina al estilo de Food Network que incluya recetas que utilicen los ingredientes que les resulten familiares a los navajos.

Por ahora, ella y el resto de la congregación de El Buen Pastor tienen mucho que hacer mientras su expandido ministerio agrícola echa raíces.

“Con cada pequeños éxito que tenemos, podemos expandirnos un poquito”, afirmó.

– David Paulsen es un escritor independiente radicado en Milwaukee, Wisconsin, y miembro de la iglesia episcopal de La Trinidad [Trinity] en Wauwatosa. Traducción de Vicente Echerri.


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