En memoria de Jonathan Daniels a 50 años de su martirio

El joven seminarista dio su vida en Alabama por salvar a una compañera activista pro derechos civiles

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Aug 19, 2015

[Episcopal News Service] En Fort Deposit, Alabama, el día 14 de agosto de 1965 comenzó caliente y húmedo, y se fue haciendo más opresivo según avanzaba.

Era el inicio de los últimos seis días de la vida de Jonathan Daniels, la mayoría de los cuales habría de pasarlos en una sucia cárcel de condado y que terminaría cundo el joven de 26 años murió de un disparo de escopeta al tiempo de salvarle la vida a otra persona. Sería el 26º. activista pro derechos civiles en ser asesinado.

En las primeras horas de esa mañana de sábado, 30 personas —la mayoría de ellas jóvenes, la mayoría afroamericanas y la mayoría provenientes de la zona— se reunieron en la templo de la Iglesia Metodista Episcopal Africana que se encontraba en las afueras del pueblo para finalizar su plan de protesta frente a los comercios de Fort Deposit. Querían llamar la atención sobre las prácticas de contrato discriminatorias, el trato desigual de los clientes y la especulación de los precios.

Muchos habían participado, antes en el año, en un boicot infructuoso de la segregada escuela secundaria del pueblo, luego que su superintendente rehusara considerar una lista de demandas destinadas a mejorar su nivel de instrucción y que la junta de educación del condado bloqueara su intento de integrar la secundaria sólo de blancos de Hayneville a unos 18 millas de distancia. Se proponían encontrar un espacio en el movimiento de los derechos civiles en el condado de Lawndes, con frecuencia llamado “Lowndes Sangriento” por el modo violento de imponer la segregación racial.

Sólo ocho días antes, el presidente Lyndon Johnson había firmado la Ley de los Derechos Electorales. La mayoría de los jóvenes organizadores que se reunieron el 14 de agosto eran demasiado jóvenes para votar, pero querían formar parte del movimiento de manera que propusieron la protesta contra los comercios de Fort Deposit. No tardaron en enterarse de que había dos agentes del FBI en el pueblo para observar los primeros empeños de inscripción de votantes en el condado. Los agentes, cuenta un autor, les dijeron que la policía estaba preparada para arrestar a los que protestaran tan pronto entraran en la calle. Al mismo tiempo, una turba de hombres blancos armados de palos, picos de botella y armas de fuego se estaba reuniendo para confrontarlos.

La protesta duró unos pocos minutos hasta que la policía arrestó a todo el mundo, entre ellos a Jonathan Daniels, un seminarista blanco de lo que entonces se conocía como Escuela Teológica Episcopal, y que ahora se llama Escuela Episcopal de Teología, en Cambridge, Massachusetts. Los montaron en un camión de plataforma que el condado usaba normalmente para acarrear basura y los llevaron a la cárcel de Hayneville, capital del condado de Lowndes.

Los seminaristas blancos Jonathan Daniels y Judith Upham pasaron los meses de la primavera de 1965 en zonas rurales de Alabama. Foto del Instituto Militar de Virginia.

Los seminaristas blancos Jonathan Daniels y Judith Upham pasaron los meses de la primavera de 1965 en zonas rurales de Alabama. Foto del Instituto Militar de Virginia.

Daniels y su compañera seminarista Judith Upham habían venido por primera vez a Alabama en marzo, en respuesta a un llamado del Rdo. Martin Luther King Jr. a clérigos del Norte a venir al Sur en apoyo del movimiento. Llegaron un jueves, con la intención de estar de regreso a Cambridge para las clases del lunes por la mañana. Se quedaron casi una semana y volvieron con la convicción de que estaban llamados a regresar a Alabama como testigos de la lucha que se estaba llevando a cabo por la igualdad de derechos.

“Algo me había sucedido a mí en Selma, lo cual significaba que tenía que regresar”, escribió una vez Daniels. “No podía seguir permaneciendo en benévola ecuanimidad sin comprometer todo lo que sé, y amo y valoro. El imperativo resultaba demasiado claro, lo que estaba en juego demasiado elevado, mi propia identidad era puesta en duda demasiado a las claras… Yo había sido cegado por lo que vi aquí (y en otras partes) y el camino de Damasco, para mí, me trajo aquí de vuelta”.

Daniels y Upham regresaron a la semana siguiente para pasar el semestre. “A veces tomamos las calles, a veces bostezamos a lo largo de interminables reuniones… A veces confrontamos la patrulla, a veces cargamos a un niño”, escribió Daniels, describiendo su trabajo diario.

Él dijo que Selma en 1965 era como el mundo entero, ambiguo y lleno de dudas y temor. A ese mundo deben entrar santos, afirmó. Y Selma “necesita de la vida y testimonio de santos militantes”.

Rob Hirschfeld, el obispo de New Hampshire, dice que él no cree que Daniels realmente supiera lo que iba a hacer cuando fue a vivir en Alabama, “excepto ir y escuchar y aprender y acompañar”.

“Él encarnaba la Palabra haciéndose carne”, le dijo Hirschfeld a ENS.

Y, no obstante, el profesor Lawrence Benaquist, de Keene State College dijo que él sospechaba que para Daniels la idea de que él llegaría a convertirse en un santo reconocido “le habría parecido ridícula”. Benaquist se metió de lleno en la vida de Daniels para el documental de casi una hora de duración Here Am I, Send Me: The Story of Jonathan Daniels [Heme aquí, envíame a mí: la historia de Jonathan Daniels] que él y William Sullivan, su colega de Keene State hicieron en 1999. El documental, narrado por el actor Sam Waterston, puede verse aquí.

Daniels —que regresó con Upham a ETS para los exámenes finales y para visitar a su familia en su ciudad natal de Keene, Nuevo Hampshire— volvió a Alabama para el verano de 1965. Upham, a fin de cumplir los requisitos de educación pastoral clínica de la escuela, pasó ese verano en un hospital psiquiátrico de San Luis, Misurí.

Cuando Daniels quiso trabajar para el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC) del condado de Lowndes, el grupo rehusó, según el legendario líder del SNCC Stokely Carmichael.

Durante el tiempo que vivió en Alabama, Jonathan Daniels vivió con la familia West en Selma. La familia, ha dicho Alice West, mantuvo sus puertas abiertas a los llamados “agitadores de afuera” que trabajaban en el movimiento de los derechos civiles. Daniels se convirtió en parte de su familia, dijo ella. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

Durante el tiempo que vivió en Alabama, Jonathan Daniels vivió con la familia West en Selma. La familia, ha dicho Alice West, mantuvo sus puertas abiertas a los llamados “agitadores de afuera” que trabajaban en el movimiento de los derechos civiles. Daniels se convirtió en parte de su familia, dijo ella. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

“No teníamos ninguna base en el condado de Lowndes, por consiguiente no teníamos manera de protegerlo, y si él estaba trabajando con nosotros, claramente se convertiría en un objetivo del Ku Klux Klan y nuestro trabajo se reduciría entonces a protegerle en lugar de hacer nuestra tarea”, recordaba Carmichael durante una entrevista en 1998 que fue un seguimiento a la serie de PBS Eyes on the Prize. Daniels lo acusó de ser racista, añadió él.

Daniels se incorporó, en cambio, a las tareas que estaba haciendo la Conferencia Cristiana de Liderazgo del Sur, cuyo primer presidente fue King. Entre tanto, Carmichael y Daniels se conocieron y se amistaron ese verano. Carmichael dijo más tarde que él llegó a darse cuenta de que Daniels estaba “más interesado en soluciones duraderas que en soluciones temporales”.

Seis días en la cárcel de Hayneville, luego una excarcelación sospechosa

En la cárcel de Hayneville, después de su arresto en la protesta de Fort Deposit, Daniels compartió una celda con Carmichael, que había sido arrestado con un compañero del SNCC luego de haber tenido un encontronazo menor con un auto lleno de hombres blancos armados. El grupo pasó seis calurosos días de agosto en la cárcel sin aire acondicionado. No había duchas ni inodoros. Daniels dirigió al grupo en cantar himnos y en decir oraciones, lo cual contribuyó a levantar la moral y combatir el vacío de la situación.

A Carmichael y sus colegas los pusieron en libertad bajo fianza y salieron para Selma el 20 de agosto. Unas horas después, los carceleros inexplicablemente abrieron todas las puertas y les dijeron al resto de los arrestados que podían irse. No había nadie esperándolos para recogerlos, luego resultaba claro que ninguno de sus amigos había puesto una fianza.

“Estoy convencida de que fue una trampa”, dijo Upham a Episcopal News Service en 2012.

Antes de entrar en el seminario, Jonathan Daniels obtuvo su diploma de licenciatura del Instituto Militar de Virginia [Virginia Military Institute] donde fue el graduado con las mejores calificaciones de la clase de 1961. La escuela honra su servicio y sacrificio al movimiento de los derechos civiles hasta el día de hoy. Foto del Virginia Military Institute.

Antes de entrar en el seminario, Jonathan Daniels obtuvo su diploma de licenciatura del Instituto Militar de Virginia [Virginia Military Institute] donde fue el graduado con las mejores calificaciones de la clase de 1961. La escuela honra su servicio y sacrificio al movimiento de los derechos civiles hasta el día de hoy. Foto del Virginia Military Institute.

Mientras estaban a la espera de alguien que los llevara y luego de que les ordenaran abandonar los terrenos de la cárcel, Daniels, el sacerdote católico Richard Morrisroe y dos manifestantes negras, Joyce Bailey y Ruby Sales, fueron a comprar refrescos en Varner`s, una tienda que quedaba a unos 40 metros de la cárcel. “Ellos habían estado antes allí en grupos mixtos, por lo cual en teoría era algo sin importancia”, dijo Upham.

Thomas Coleman, subalguacil del condado, blandiendo una escopeta de corredera calibre 12 se encontraba de pie en la losa de hormigón de la entrada de la tienda y groseramente les ordenó que salieran del lugar.

“Las cosas sucedieron con tanta rapidez”, recordaba años después Ruby Sales, que tenía 17 años en ese momento y estaba de licencia del Instituto Tuskegee. “Un momento después sentí un tirón y me caí hacia atrás. Y luego hubo un disparo de escopeta, y otro más. Oí al padre Morrisroe gimiendo por agua”.

“Pensé para mis adentros: ‘estoy muerta. Esto es lo que se siente cuando se está muerto’”.

Bailey, que se había refugiado detrás de un auto abandonado, llamó a Sales, quien, dándose cuenta de que aún estaba viva, se fue andando a gatas hasta donde ella estaba y luego comenzaron a correr. El resto del grupo se dispersó y corrió, tocando a las puertas de las casas por donde pasaban. “Nadie nos dejó entrar, la gente estaba aterrada”, contó Sales.

Coleman, ingeniero del condado y perteneciente a una de las familias blancas más antiguas de Lowndes, había levantado el arma que llevaba y había disparado, lanzando a Daniels de espaldas, quien se quedó inmóvil en el suelo. Morrisroe se había retirado, llevando a Bailey de la mano. Coleman le disparó por la espalda y requirió horas de cirugía para sobrevivir.

Cuando otros activistas del SNCC fueron a buscar el cadáver de Daniels no pudieron encontrarlo, dijo Sales. “Habían barrido y limpiado las calles, y uno no podía decir que allí había tenido lugar un asesinato”.

Entre tanto, allá en Keene esa mañana, la madre de Daniels, Constance, ni siquiera sabía que su hijo había estado en la cárcel. Se preocupó cuando el correo del día no incluyó una tarjeta de cumpleaños para ella de parte de Daniels que nunca se olvidaba de esas cosas. El 20 de agosto ella cumplía 60 años.

Dos meses antes de su asesinato, Daniels escribió acerca de vivir y abogar con los negros en lo que se conocía y llamaban el Cinturón Negro de Alabama: “Perdí el miedo en el cinturón negro cuando comencé a conocer en mis huesos y en mis nervios que he sido en verdad bautizado en la muerte y resurrección del Señor, que en el único sentido que realmente importa ya estoy muerto, y mi vida está escondida con Cristo en Dios”.

La nación reacciona, Keene entierra a un hijo y Coleman va a juicio

El presidente Johnson ordenó una investigación federal sobre el hecho. Al día siguiente, Lee White, su asistente principal para los derechos civiles, le dijo a Johnson que la madre de Daniels tenía problemas para recibir de Alabama el cadáver de su hijo y Johnson le dio instrucciones a White para que se ocupara de este asunto.

Un grupo se reúne junto a la tumbo de Jonathan Daniels en el cementerio de Monadnock View, en Keene, Nuevo Hampshire. Stokely Carmichael es el segundo de izquierda a derecha, frente a la cámara. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

Un grupo se reúne junto a la tumbo de Jonathan Daniels en el cementerio de Monadnock View, en Keene, Nuevo Hampshire. Stokely Carmichael es el segundo de izquierda a derecha, frente a la cámara. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

Carmichael viajó a Keene para el funeral de Daniels en la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James Episcopal Church] la parroquia que auspició la ordenación de Daniels. Carmichael y un grupo de dolientes cantaron con lágrimas Venceremos [We Shall Overcome] en la tumba de Daniels, al lado de la de su padre al borde del cementerio Monadnock View.

[Martin Luther] King calificó la muerte de Daniels de “brutal y bestial”, pero dijo que él había llevado a cabo “uno de los actos cristianos más heroicos que yo he oído en todo mi ministerio”.

Alice West, con quien Daniels y Upham vivieron en Selma, afirmó que Daniels había sido parte de su familia. “Todos le queríamos y confiábamos en él”, dijo ella en una página web de veteranos de la lucha por los derechos civiles. “Él le enseñó a mi familia todo acerca de las maravillas del amor de Dios. Su muerte afectó a mi familia así como a todas las personas negras en Selma, Alabama”.

Coleman arguyó que él había actuado en defensa propia. El día después de la muerte de Daniels, el secretario de justicia de Alabama, Richmond Flowers lo calificó como “otro asesinato del Ku Klux Klan”. Flowers se encargó del caso cuando un gran jurado del condado instruyó de cargos a Coleman, de 55 años, por homicidio, no por asesinato. El juez encargado del proceso rehusó aplazar el juicio hasta que Morrisroe, un testigo clave, pudiera recuperarse de sus heridas. Y un jurado compuesto enteramente por blancos lo exoneró 40 días después del asesinato de Daniels y le estrecharon la mano cuando fue a salir del tribunal.

John Hines, que era entonces el Obispo Primado, dijo que lo que mostraba la absolución de Coleman “respecto a la probabilidad de las minorías de obtener justicia imparcial en algunas partes de este país debería de sacudir la conciencia de todos los hombres libres que aún creen en el concepto de la justicia en esta tierra de esperanza”.

En lugar de atribuir la absolución de Coleman al precio que una sociedad libre paga por el sistema de jurados, Hines dijo que era “el precio medroso que extraen de la sociedad para la administración del sistema personas cuyos prejuicios los llevan a sacrificar la justicia en el altar de sus temores irracionales”.

La absolución de Coleman dio lugar a la Operación Justicia en el Sur, una campaña y demanda legal que emprendió la Sociedad Episcopal para la Unidad Cultural y Racial en conjunción con el Consejo Nacional de Iglesias y otras agrupaciones para lograr jurados integrados en el Sur.

“Gracias a Jonathan, el sistema de justicia cambió”, dijo Sandra Wallace, que con su marido Rich está escribiendo una biografía de Daniels. Wallace, residente de Keene, dijo a ENS que el cambio comenzó con una demanda, White v. Crook, que se presentó en el condado de Lowndes. Dio lugar a un “efecto dominó” a través del Sur, dijo ella, que le puso fin a la sistemática exclusión de los afroamericanos y las mujeres de los jurados.

(El libro de los Wallace, titulado Blood Brother [Hermano de sangre] debe salir en el otoño de 2016.

Cómo han honrado a Daniels en los años transcurridos desde su asesinato

El seminario de Daniels estableció una beca en su honor al año después de su muerte. La beca se otorga anualmente para proporcionarle ayuda económica a uno o más seminaristas que quieren fortalecer su educación teológica mediante la participación en un movimiento social interesado en importantes necesidades humanas. En 1991, para conmemorar el 25 aniversario de su muerte, la Clase de Daniels de 1966 estableció el Lectorazgo en Memoria de Jonathan Myrick Daniels para invitar regularmente a esa casa de estudios líderes en ética social.

La Iglesia Episcopal añadió a Daniels a su calendario conmemorativo de Fiestas Menores y Días de Ayuno en 1994. Su fiesta es el 14 de agosto, el día de su arresto. Douglas Thuener, entonces obispo de Nuevo Hampshire, estuvo ante el micrófono junto a Robert O. Miller, obispo de Alabama, su coauspiciador de la iniciativa para designar oficialmente a Daniels mártir de la Iglesia y llamaron a su proposición conjunta de la resolución “un gran acto de reconciliación”

Cuando Daniels murió más de 25 años antes, dijo Thuener, “la mentalidad de la Iglesia en esas dos diócesis no era común respecto a los problemas por los cuales Jonathan Daniels dio su vida”.

Daniels es uno de los seis mártires individuales del siglo XX que la Iglesia ha reconocido en su más reciente calendario propuesto de conmemoraciones, Una gran nube de testigos [A Great Cloud of Witnesses] y él único de ellos que es episcopal (El calendario honra también a tres grupos de mártires de los tiempos modernos).

La muerte de Daniels repercutió en todas partes de la sociedad norteamericana. En el Instituto Militar de Virginia [Virginia Military Institute], su primera alma mater, en Lexington, Virginia, Daniels ha sido honrado desde su muerte. Una de las cuatro arcadas que llevan nombres en el cuartel del VMI está dedicado a Daniels, así como un patio memorial.

ens_081415_DanielsWreathLa arcada está señalada por una tarja que contiene el deseo de Daniels para sus compañeros cadetes graduandos tomado de su discurso de graduación de 1961: “Os deseo la decencia y la nobleza de la cual sois capaces”. El Patio de Daniels incluye una tarja con la reacción de King, el líder de los derechos civiles, a la muerte de Daniels.

Cada clase entrante al VMI ve el documental: Heme aquí, envíame a mí: la historia de Jonathan Daniels.

Los antiguos alumnos del VMI y la escuela erigieron un memorial en 1997 en Hayneville cerca de donde Daniels murió. Los cadetes con frecuencia visitan el lugar.

También en 1997, la escuela militar estableció el Premio Humanitario Jonathan Daniels ’61, del cual el presidente Jimmy Carter fue el primero en recibirlo. Este año, el 11 de marzo, a 50 años exactos del día en que Daniels llegó a Selma, el Rep. John Lewis (D-Georgia) recibió el premio. Lewis fue un líder del movimiento de los derechos civiles. Durante la marcha de Selma a Montgomery, en marzo de 1965, que llegó a conocerse como el “Domingo Sangriento”, Lewis fue una de las cientos de manifestantes que intentaron cruzar el puente Edmund Petus que se dirige a Selma. La policía agredió severamente a los manifestantes pacíficos, Lewis entre ellos, con bastones, gases lacrimógenos y con la fuerza montada.

“La sangre de Jonathan Daniels… ayudó a traernos adonde estamos hoy”, dijo Lewis al recibir el premio.

En Cantórbery, Inglaterra, Daniels se encuentra entre los que se recuerdan en la capilla de los Santos y Mártires de Nuestro Propio Tiempo. Él y King, que fue asesinado en 1968, son lo únicos norteamericanos de la lista de 15 mártires individuales y los siete hermanos melanesios asesinados por militantes en 2003 durante un conflicto étnico en las Islas Salomón. Entre otros honrados en la capilla se cuentan Dietrich Bonhoeffer, Oscar Romero y el hombre que inspiró ese memorial: el obispo anglicano ugandés Janani Luwum, a quien las fuerzas del dictador Idi Amín asesinaron en 1977.

Y Daniels es recordado en su pueblo natal. Una senda muy transitada a lo largo del río Ashuelot en Keene lleva su nombre. Y la página web del gobierno municipal de Keene brinda información y materiales sobre Daniels.

La Escuela Primaria Jonathan Daniels se inauguró tres años después de su muerte. El edificio contiene una gran vitrina con objetos que pertenecieron a Daniels así como obras de arte que destacan el homónimo de la escuela y una litografía de la capilla de la catedral de Cantórbery que incluye los nombres de los que allí se honran como mártires. La escuela tiene un club de derechos civiles en el cual los estudiantes se instruyen sobre la continua lucha por la igualdad de derechos.

La demografía de Keene está imponiendo un cambio en la escuela, la cual dejara de ser un centro de enseñanza primaria después del año académico 2015-2016. Reabrirá como un preescolar. El edificio también albergará oficinas administrativas. Algunos estudiantes esperan convencer a la junta de educación para que rebautice una escuela intermedia cercana en honor de Daniels.

Cincuenta años de la muerte de Daniels

Este año, contra el trasfondo de las recientes tensiones raciales en Estados Unidos, ha sido un año de conmemoraciones del testimonio y sacrificio de Daniels.

Esos eventos están culminando este mes. Un fin de semana de actos en Alabama, auspiciado por la Diócesis de Alabama, comienza la noche del 14 de agosto con un programa en la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s Episcopal Church] en Montgomery. Morris Dees Jr., cofundador y principal abogado procesal del Centro Meridional de la Ley de la Pobreza, será el orador invitado.

El 15 de agosto, un número de personas mayor de lo normal se espera participe el la peregrinación anual de Jonathan Daniels y los Mártires de Alabama que parte de la plaza del juzgado del condado de Lowndes en Hayneville. Un poste indicador se dedicará en el sitio de la tienda de víveres, actualmente destruida, donde Daniels fue asesinado. Los peregrinos regresarán al juzgado para celebrar la eucaristía en la sala del tribunal donde Coleman fue absuelto. El estrado del juez será el altar. El obispo primado electo Michael Curry es el predicador invitado.

La peregrinación será transmitida en vivo aquí.

Curry también predicará al día siguiente en la iglesia episcopal de San Pablo [St. Paul’s Episcopal Church] en Selma, una parroquia que Daniels, Upham  y otros lucharon por integrar.

La Diócesis de Alabama planea hacer accesible, a petición, un vídeo de la presentación de Dees y del sermón de Curry en Selma a través de su página web.

También el 16 de agosto, la Catedral Nacional de Washington se propone dedicar su foro del domingo a Daniels. Su efigie será la figura más reciente que se añada al Pórtico de los Derechos Humanos de la catedral.

El funeral de Jonathan Daniels se celebró en la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James], la parroquia que estaba auspiciándolo para la ordenación, en su ciudad natal de Keene, Nuevo Hampshire. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

El funeral de Jonathan Daniels se celebró en la iglesia episcopal de Santiago Apóstol [St. James], la parroquia que estaba auspiciándolo para la ordenación, en su ciudad natal de Keene, Nuevo Hampshire. Foto de los Archivos de la Iglesia Episcopal.

Muchas congregaciones episcopales del estado de Virginia también conmemorarán la vida y obra de Daniels el 16 de agosto. La Diócesis de Virginia ha compilado materiales litúrgicos para ese día que se encuentran disponibles aquí. La diócesis recogerá ejemplares de boletines del oficio de ese día y los enviará a la iglesia episcopal de Santiago Apóstol de Keene.

En Keene, los miembros de la iglesia episcopal de Santiago Apóstol, junto con otras personas, han organizado todo un año de eventos. El 22 de agosto, comenzará un fin de semana conmemorativo con un panel integrado por personas que conocieron a Daniels seguido, en la noche, por una proyección de Heme aquí, envíame a mí en el Teatro Colonial de Keene.

Sales, que dirige SpiritHouse, una organización con sede en Atlanta que labora a favor de la justicia racial, económica y social, predicará durante el oficio de culto en Santiago Apóstol el 23 de agosto. El Rvdmo. Rob Hirschfeld. obispo de Nuevo Hampshire, presidirá la liturgia. A la cual seguirá una “caminata de recordación” de unos tres kilómetros hasta la tumba de la familia Daniels.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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